Por sus llagas habéis sido curados" (1Pe 2,24). : cada vez que el Señor habla de su pasión y muerte, ellos no comprenden, rechazan, se oponen. Para ellos, como para nosotros, el sufrimiento permanece siempre lleno de misterio, difícil de aceptar y de llevar.
“Sólo un Dios que nos ama hasta tomar sobre sí nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el inocente, es digno de fe" (Mensaje Urbi et Orbi, Pascua 2007).
Queridos enfermos y sufrientes, es precisamente a través de las llagas de Cristo como nosotros podemos ver, con ojos de esperanza, todos los males que afligen a la humanidad.
Quisiera dirigir también un pensamiento particular a los jóvenes, especialmente a aquellos que viven la experiencia de la enfermedad.
Que en el rostro de los enfermos sepáis ver siempre el Rostro de los rostros: el de Cristo.
Aseguro a todos mi recuerdo en la oración, mientras que imparto a cada uno una especial Bendición Apostólica.
Saludos padres, Mynor y Rolando, que Dios los bendiga.
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