Con fe y devoción, ancianos, personas adultas, jóvenes y niños, recorrimos las calles de nuestro pueblo rezando el Santo Rosario y meditando los misterios de la vida de nuestro Redentor.
El anda hacía alusión a los misterios gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos del Santo Rosario.
Aunque el horario de la procesión se prolongó, nuestros hermanos y hermanas perseveraron por amor a nuestra Madre.
Ellas también tuvieron la oportunidad de llevar las andas en sus hombros y ofrecerle sus oraciones y esfuerzo.
En la parte posterior del anda, todavía muchas personas seguían el paso de tan buena compañera como lo es la Santísima Virgen.
Con repique de campanas y con la granadera, hemos finalizado la procesión en la Santa Iglesia, y a los pies de la Imagen de Nuestra Madre le encomendamos nuestro pueblo, nuestras familias, nuestras ilusiones, nuestras luchas.DE NUEVO LA FE SE HA HECHO VIDA EN SANTIAGO ATITLAN.
DIOS LES PAGUE Y PREMIE, POR INTERCESIÓN DE LA VIRGEN MADRE.
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