martes, 25 de marzo de 2014
"La Palabra se hizo carne" es una de esas verdades a las que nos hemos acostumbrado tanto, lamentablemente, que apenas nos afecta la magnitud del evento que ella expresa. Y de hecho, en este tiempo contemporaneo, parece que nos interesan otras cosas, a veces se está más preocupado por nuestro cansancio, por nuestra comodidad de no querer hacer nada, por las apariencias exteriores, en los "colores" de la fiesta, que al corazón de la gran novedad cristiana que celebramos: algo absolutamente impensable, que solo Dios podía hacer y que solo se puede entrar con la fe.
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