viernes, 28 de marzo de 2014
LA PASION DE CRISTO
La intención de la Iglesia es que, en esta Semana Santa, los fieles mediten sobre la Pasión de Jesucristo. Nada hay más propio para excitar en nuestras almas vivos sentimientos de contrición, de agradecimiento y de amor… Las principales consideraciones que podemos hacer sobre este Hecho, comenzando en el huerto de Getsemaní y consumado en el Gólgota, están como resumidas en esta sentencia de San Pedro: “Cristo padeció por nosotros dejándonos ejemplo para que sigáis sus pasos” (I Ped., II, 21). Veamos, pues:
I. ¿QUIÉN ES EL QUE SUFRE? CRISTO.
1)Jesucristo, a saber, el Hijo de Dios, hecho hombre para salvarnos. Jesús, la inocencia y la misma santidad, el esplendor del Padre, consubstancial e igual a Él, el Rey de la gloria: se abatió y envileció por nosotros hasta soportar los ultrajes y los tormentos más horrorosos, como un malhechor y un criminal…
2)Es Jesús, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, aquel que dijo hágase y quedaron hechas todas las cosas (Salmo XXXII, 9), que sostiene todas las cosas; a Él fue dada la potestad; “aparecerá sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad” para juzgar a los vivos y a los muertos… (Mat., XXIV, 30). En aquel día los judíos y todos los malvados “Volverán ojos hacia Aquel a quien traspasaron” (Juan, XIX,37).
3)Es Jesús infinitamente bueno y liberal; “Pasando por todas partes derramando beneficios”, asistiendo a los miserables, librando a los posesos, consolando a los afligidos… ¿Y cuál fue la gratitud de los hombres? Le levantaron en un patíbulo.
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